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Jardín de la Cruz

En tiempos de Felipe IV, rey mecenas de las artes, se mandó construir en 1626 un laberinto alrededor de un montículo que representaba al monte Parnaso. Aunque hoy no quedan más que algunos restos, podemos imaginar la estructura sinuosa elaborada con mirto. Esta planta simbolizaba en la Antigüedad el amor y la belleza, y con coronas de mirto se honraba a los campeones olímpicos. Se trató quizá de un homenaje al propio monarca, apodado “el Grande”. Actualmente conviven en él especies como la casuarina, el tejo, bambúes y un aguacate.