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Presentación

La propuesta artística de Noches en los Jardines del Real Alcázar recorre las distintas edades musicales del Real Alcázar y por tanto las vivencias e impulsos creativos de la ciudad a lo largo del tiempo.

Los programas seleccionados incluirán distintos periodos y líneas estilísticas en un espectro que abarca los más de mil años de vida en el Real Alcázar de Sevilla, desde la Edad Media a nuestros días; de las nubas de al-Andalus a las nuevas voces flamencas; de los ritmos eléctricos del Oriente próximo o las corrientes musicales del Atlántico. Hasta cuarenta y dos programas que representarán la historia de la Música occidental en su extensión, incluyendo periodos y géneros como la Música medieval de las Tres Culturas, el Renacimiento, el Barroco, el Clasicismo, el Romanticismo, los Nacionalismos, el Impresionismo, las Músicas del Mundo, el Jazz, el Blues o el Flamenco.

Las líneas estilísticas ya mencionadas constituirían los ejes principales de la programación. No obstante hemos querido mantener una segunda línea con la que tejamos pequeños ciclos temáticos, que salpiquen la programación de historia, y poniendo el acento sobre distintos aspectos de nuestra herencia cultural. Hasta 34 de los 75 conciertos se agruparán en distintos ciclos que detallamos a continuación:

 

850 Aniversario del nacimiento de Ibn Arabi  /  Ibn Arabi, místico sufí, viajero y poeta, es uno de los grandes pensadores y maestros espirituales más importantes del Islam, lo que le ha valido el sobrenombre de el Vivificador de la Religión o el Maestro Máximo. Nació en Murcia el 28 de julio de 1165. Con siete años de edad, tras la toma de Murcia por los almohades en 1172, se traslada junto a su familia a Sevilla, nueva capital de un imperio que se extendía por al-Magrib y todo al-Andalus. Justo en ese año, bajo el reinado del califa Yusuf I, se inicia la construcción de la Mezquita Aljama, a escasos metros de un Alcázar que hoy nos evoca en la solemne sencillez del Patio del Yeso. Desde joven, motivado por una visión que experimenta a los quince años, emprende una andadura de conocimiento espiritual que lo llevará a convertirse en el maestro de la mística más importante del mundo musulmán. Hacia 1195 abandona Sevilla para iniciar una serie de seis viajes por África y Oriente Próximo, dejando atrás la visión de un nuevo alminar casi culminado que se convertiría en icono de nuestra ciudad. En La Meca y Damasco ejerce su magisterio y produce una vasta obra literaria de más de trescientos títulos. Destacan “Las iluminaciones de La Meca” o “La sabiduría de los profetas”, en la que desarrolla su concepción del Universo y la Divinidad. En su pensamiento encontramos influencias panteístas y una clara voluntad de encuentro con las otras religiones, hablándonos de la fraternidad entre quienes confluyen en el único camino de la verdad. También nos ha dejado una obra poética en la que destaca “El intérprete de los deseos”, considerados por algunos como los versos más profundos escritos en lengua árabe. Murió en 1240 a los setenta y cinco años, en Damasco, donde se levantó una mezquita en su honor que sigue siendo lugar de peregrinación.

 

El Barroco tardío  /  Hace trescientos treinta años, en 1685, Europa asiste al nacimiento de una celebrada generación de compositores que llevarán la música barroca a una etapa de esplendor: Antonio Vivaldi en Italia, Jean Philippe Rameau en Francia, Domenico Scarlatti en España, Georg Friedrich Händel en Inglaterra, Johann Sebastian Bach y Georg Philipp Telemann en Alemania. Comienza hacia 1700 un periodo de madurez y refinamiento musical que se extenderá hasta mediados del siglo XVIII, cuando mueren los últimos grandes compositores de la época. En España este periodo coincide con el paso de la Casa de los Austrias a la dinastía borbónica, que se inicia con el reinado de Felipe V. Sevilla vive en aquellos años un dorado atardecer, en el que sólo la estancia de la Corte en el llamado Lustro Real eclipsará el declive preconizado por el traslado a Cádiz de la Casa de la Contratación. Entre 1729 y 1733, el Real Alcázar será el testigo mudo del estado de “melancolía” del primero de los Borbones, llamado por ello “el Animoso”. Las salas y los jardines del palacio sevillano serán el escenario de las mayores excentricidades de Felipe V, que pasaba las noches pescando en una pequeña barca en el estanque del Mercurio. Sólo la música de Scarlatti o la voz de Farinelli serían capaces de aliviar su demencia.

 

Diálogos de guitarra  /   "Ahora la guitarra no es más que un cencerro, tan fácil de tañer, especialmente en lo rasgado, que no hay mozo de caballos que no sea músico de guitarra", afirmaba en 1611 el capellán de Felipe II, Sebastián de Covarrubias. Quizá por esto, por su sencillez y versatilidad, la guitarra ha llegado a ser uno de los instrumentos con mayor protagonismo en música occidental. Ya en 1674, Gaspar Sanz escribe: “Ni es perfecta, ni imperfecta, sino como tu la hizieres, pues la falta, é perfeccion está en quien la tañe, y no en ella.” Desde este momento la guitarra no hace más que crecer en popularidad, extendiéndose ampliamente pronto por toda Europa y América. En 1626, Luis de Briceño en su “Metodo mui facilissimo para aprender tañer la guitarra a lo Español” comenta “Si presto se destempla, bien presto se vuelve a templar… es propia para cantar, tañer, dançar, saltar y correr y bailar y zapatear”. Así asistiremos a su implantación en los folclores de diversas naciones europeas y su incorporación plena a la escena interpretativa para un posterior desarrollo de sus repertorios clásicos. El siglo XVIII asistió a la mutación definitiva del instrumento, y a partir de las primeras décadas del siglo XIX, la que hoy conocemos como guitarra romántica se convierte en el instrumento de moda, viviendo un período de esplendor con guitarristas como Fernando Sor. La guitarra llega al siglo XX como un instrumento universal y globalizador, sin duda favorecido por su capacidad de acompañar y dialogar de una forma directa y personal con la voz y las emociones humanas. A lo largo de sus cinco siglos de historia la vibración de sus cuerdas ha tratado de emular nuestra propia voz, estableciendo en todos los géneros diálogos de una de bellísima sencillez, directos y brillantes. Su capacidad expresiva, su adaptación a distintos lenguajes, sus colores y matices, han hecho del sonido de la guitarra, junto a la propia voz humana quizá el más representativo de nuestra civilización.

 

Romanticismo de cámara  /  En 1815, tras el Congreso de Viena y el derrumbe del imperio napoleónico, Europa entera ha cambiado su rostro. Intelectuales y artistas inaugurarían un tiempo marcado por el signo de la Libertad: el siglo del Romanticismo. Esta nueva corriente de pensamiento trae en las décadas siguientes sublevaciones liberales y nacionalistas, con repercusiones en lo político y en lo estético. El creador romántico toma una nueva actitud frente al mundo, lleno de incertidumbres e intuiciones, contemplando la realidad como una proyección de sus propias emociones. El Alma por encima de la Razón. La música adquiere entonces una posición privilegiada entre las artes, como medio de expresión de sentimientos puros, como vía alcanzar la verdadera esencia de las cosas. En sus “Disertaciones sobre la estética” Hegel nos dice: “la música es un arte compuesto de sentimientos. Su tarea consiste en reproducir la naturaleza subjetiva y el alma ideal de los objetos”. El músico desde la más absoluta libertad creativa aspira por tanto a la implicación emocional del público, que ahora ocupa espacios sociales diversos. Es la época de las salas de conciertos, promovida por empresarios burgueses, alejada de los salones aristocráticos del siglo anterior. Pero más allá de la música orquestal de los grandes compositores del momento, existe una producción camerística menos conocida y que supuso la letra pequeña de esta renovación sentimental, descubriendo la expresión más intimista del Romanticismo. No obstante en la música de cámara pervivieron ciertas formas clásicas y por tanto fue cultivada especialmente por aquellos compositores más influenciados por el Clasicismo y de una segunda generación, como Brahms. Tras la tercera ola revolucionaria de 1848, aparece en escena una nueva generación de músicos, a la que pertenece Smetana y Dvorák en Bohemia, o Borondín en Rusia, que transformaron el lenguaje romántico introduciendo los sonidos populares de sus países, para desembocar en los llamados nacionalismos musicales.

 

De orilla a orilla  /  El Mediterráneo ha sido ancestralmente un mar de convivencia, un territorio líquido en el que gentes diversas han encontrado un medio para su florecimiento y las rutas para el conocimiento de otros horizontes. Ha sido un mar de luchas y de alianza, de exclusión y de hermanamiento. Sólo cuando las aguas han arrastrado de forma natural el pensamiento, el arte y la cultura de una orilla a la otra orilla, el Mediterráneo ha visto florecer la civilización. Este estrecho vínculo entre culturas de un lado y otro de este viejo mar ha generado una memoria común, tejida durante siglos de idas y venidas, de encuentros y desencuentros, de migraciones, de influencias mutuas y de mestizajes. Pero esto no forma parte del pasado: nuestras sociedades actuales están en una continua conversación, más fluida y crítica al ritmo de la globalización. Un nuevo diálogo intercultural ha reavivado lazos ancestrales, voces y sonidos silenciados… Un reencuentro de músicas, de ritmos y vivencias que vienen a confirmar la necesidad de escuchar más allá de nuestras estrechas fronteras y descubrir que nuestro impulso creativo se extiende más allá de las aguas. Este diálogo, sustentado en el alma de cada uno de nosotros, siempre trascenderá barreras geopolíticas, económicas o religiosas, tendiendo puentes de Orilla a Orilla.